MUJER,MENOS MAL QUE HAY HOMBRES; Y COMO HOMBRES SE PORTARON LOS OTROS POLICIAS, AL VER EL ESTADO QUE ESTABA LA POBRE MUJER QUE YA ESTABA SUFRIENDO POR SU HIJA LO MISMO,PARA QUE ESTE DESGRACIADO ENCIMA LA AGREDIARA SEXUALMENTE..¡¡¡QUE TODOS VEAN SU CARETO DE MIERDA!!!....
SAN AGUSTIN, LA NACION;COLOMBIA.
-Los vecinos de San Agustín casi linchan al agente, que ya está preso
-Unos 8.000 policías son investigados por abuso de autoridad en Colombia
-Unos 8.000 policías son investigados por abuso de autoridad en Colombia
La escena no podía resultar más grotesca. Clara Elsa, sale del baño de una estación de Policía en el municipio de San Agustín, sur del Huila. La mujer de 46 años llora demasiado, acomoda su camiseta y está alterada; pareciera que algo extraño le estuviera ocurriendo.
Ella argumenta que pidió el sitio prestado para una necesidad fisiológica. Sin embargo, el comandante del Centro de Atención Inmediata del pueblo, quien acaba de llegar al sitio parece no creerle por lo que insiste en su interrogatorio.
Narváez, guarda una leve pausa, mira a Jesús Linares Pérez, un uniformado de la Policía que está en el lugar y se ataca nuevamente en llanto hasta confesar que la abusó sexualmente en la misma estación policial. Para rematar, le sacó de su bolsillo los únicos 2.000 pesos que cargaba en el momento y se los robó.
En realidad, la mujer de rasgos campesinos no fue de visita a la estación de policía. Su hija de 14 años era abusada sexualmente por desconocidos y debía denunciar los hechos. Sin embargo, se encontró con una escena similar donde la otra víctima fue ella.
El uniformado de la institución la encerró en el baño, le obligó a bajarse los pantalones y la penetró, mientras le apuntaba con su arma de fuego de dotación para evitar que gritara, según se escuchó en la audiencia pública donde se discutió el caso.
“Fue atendida por un policía quien le solicitó 5.000 pesos por poner la denuncia. Ella, desesperada, dijo que no tenía dinero y que sólo conservaba los 2.000 pesos del transporte, billete que terminó en manos del uniformado cuando en Colombia no se cobra por instaurar demandas ante la Fiscalía y menos la Policía”, narró Javier González, un familiar de la mujer.
“El agente le dijo que si no cargada dinero entonces tenía que estar sexualmente con él. Ella buscó fugarse pero el uniformado la agarró de las manos, la gritó y después de un forcejeo la empujó hacia un baño. Luego comenzó a manosearla, le pidió que se desnudara y siguió tocándola. Todo lo hizo bajo amenazas de un arma de fuego, mientras ella sólo lloraba y le pedía que no lo hiciera y que venía a denunciar el abuso del que estaba siendo víctima su hija”, narró el delegado de la Fiscalía en el juicio.
Ella argumenta que pidió el sitio prestado para una necesidad fisiológica. Sin embargo, el comandante del Centro de Atención Inmediata del pueblo, quien acaba de llegar al sitio parece no creerle por lo que insiste en su interrogatorio.
Narváez, guarda una leve pausa, mira a Jesús Linares Pérez, un uniformado de la Policía que está en el lugar y se ataca nuevamente en llanto hasta confesar que la abusó sexualmente en la misma estación policial. Para rematar, le sacó de su bolsillo los únicos 2.000 pesos que cargaba en el momento y se los robó.
En realidad, la mujer de rasgos campesinos no fue de visita a la estación de policía. Su hija de 14 años era abusada sexualmente por desconocidos y debía denunciar los hechos. Sin embargo, se encontró con una escena similar donde la otra víctima fue ella.
El uniformado de la institución la encerró en el baño, le obligó a bajarse los pantalones y la penetró, mientras le apuntaba con su arma de fuego de dotación para evitar que gritara, según se escuchó en la audiencia pública donde se discutió el caso.
“Fue atendida por un policía quien le solicitó 5.000 pesos por poner la denuncia. Ella, desesperada, dijo que no tenía dinero y que sólo conservaba los 2.000 pesos del transporte, billete que terminó en manos del uniformado cuando en Colombia no se cobra por instaurar demandas ante la Fiscalía y menos la Policía”, narró Javier González, un familiar de la mujer.
“El agente le dijo que si no cargada dinero entonces tenía que estar sexualmente con él. Ella buscó fugarse pero el uniformado la agarró de las manos, la gritó y después de un forcejeo la empujó hacia un baño. Luego comenzó a manosearla, le pidió que se desnudara y siguió tocándola. Todo lo hizo bajo amenazas de un arma de fuego, mientras ella sólo lloraba y le pedía que no lo hiciera y que venía a denunciar el abuso del que estaba siendo víctima su hija”, narró el delegado de la Fiscalía en el juicio.
Los vecinos de San Agustín casi linchan al policía
En San Agustín, nadie quiere observar al agente de Policía que por poco es linchado por la comunidad que le exigió a la misma institución donde pertenece lo capturaran de inmediato. Hoy el sujeto está tras las rejas, la mujer llora demasiado, mientras su hija padece el mismo drama.
Aunque estos casos son aislados, el Inspector Nacional de la Policía, general José Roberto León Riaño, reportó que en Colombia al menos 8.000 miembros de su institución están siendo investigados por abuso de autoridad, corrupción y otros hechos que empaña la imagen de un organismo que se considera, debe dar ejemplo.
EL MUNDO .ES
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